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martes, 1 de abril de 2008

Los Pueblos Pequeños Incomunicados entre Bucay y Huigra.

Los Pueblos Pequeños Incomunicados entre Bucay y Huigra.
Partiendo de Bucay encontramos una serie de recintos geográficamente desconocidos como son: San Juan, Ventura, San José, Ochoa, formados por grupos de colonos que invadieron el Cutuguay, el mismo que es un pico de la cordillera central, hace unos 80 años cuando comenzó la invasión era una montaña llena de árboles madereros: cedro, guayabo, figueroa, guayacán, fernansanchez, matapalo, porotillo, caimito, y una vegetación exuberante donde la fauna era abundante, animales como: leones, tigres, leopardo, armadillos, cuchuchos, andasolos, guatusas, guantas, ardillas, lobos, zorrillos, borrego de monte, oso hormiguero, puerco espín, mono mico, mono negro, gato de monte; aves como la pacharaca que canta, “la pacharaca, la pacharaca tiene voz de mando, tiene voz de mando como su marido” loro verde, azul, guacamayo, perico, el famoso pájaro carpintero que huequea los árboles para construir su nido, búho, lechuza, princesa, cublana, perdiz, pugas, torcazas, gavilanes, gallinazos, golondrinas, garzas; todo esto se ha perdido debido a la deforestación, talación de los árboles, por el desconocimiento o las necesidades de los habitantes de esta zona. Hoy en estos terrenos cultivan huertos frutales, y una agricultura escasa, esto permite que la gente de este sector emigre a poblaciones con mayor desarrollo comercial o al exterior pero especialmente a España, Italia, Estados Unidos y por lo general las personas que se quedan trabajan de obreros, sirviendo a industrias que se dedican a la avicultura, lombricultura, ganadería, bananeras donde reciben un jornal que no les alcanza para el sustento diario ni para la comida del mes que trabajan. Sus habitantes son amables, sensibles, poco comunicativos, desconfiados, extrañan su única distracción que era viajar en el tren ya sea por placer o negocios. El recinto Naranjapata que es la última salida propiamente de la costa y generalmente donde el tren se abastecía de agua, para poder seguir hacia la cordillera, es una zona de clima agradable, terreno fértil, de producción abundante; naranjas, mandarinas, café, yuca, verde. Morados, oritos, papa china, zanahoria blanca.
El clima es cálido, húmedo, la gente tiene un semblante pálido como si tuviera paludismo o sufriera de alguna enfermedad, por estos lugares no existen medios de transporte por lo que el tren es la única esperanza para poder seguir viviendo, debido que sus productos se pierden en el campo, es que trasladarse en caballo a Bucay o a Huigra resulta difícil, peligroso por los malos caminos y la distancia que se encuentra de un lugar a otro. La lluvia es tenue y constante, la gente se protege con plásticos para no mojarse sus zapotes son de caucho o siete vidas, forradas con lona por dentro, para que las víboras venenosas no terminen con su vida. Su fiel compañero es un raboncito (machete pequeño bien afilado), utilizado para rozar, cortar montes, matar culebras o defenderse de alguien que les quiera sorprenden. La mayor parte de la gente que vive en la montaña cultivan caña de azúcar, utilizada para hacer panela o atados de dulce, agua ardiente, guarapo, miel que luego son entregados a los mercados de Bucay, Huigra y Alausí; aducen que es buena la ganancia, pero funcionan sin los permisos respectivos por lo que llaman el trago de contrabando para ser vendido a los muleros, de diferentes sectores y algunos de tierras lejanas, caminan doce y dieciocho horas para llegar a sus casas que se convierten en cantinas donde distribuyen el trago por cuartos, medios, y litros. Los contrabandistas no utilizan el tren, pero los que llevan atados de dulce les hace falta el mixto, además algunos hombres y mujeres trabajaban de contrabandistas o empleados del ferrocarril. La canción preferida de los muleros en los caminos culebreros y que sólo son transitados por ellos en las noches, para no ser sorprendidos por las autoridades es: Así es la vida guambrita, ir por el mundo guambrita, siempre sufriendo.
Estos caminantes siempre andan acompañados de una botella de trago para compartir con quien se cruza por el camino o simplemente para tomarse unos cuantos y pasar siempre borrachos, tienen una buena daga, carabina, o revolver, armas peligrosas que son utilizadas cuando los guardias del estanco pretenden quitar su contrabando, el trago es trasladado en perras como ellos llaman a unas fundas de caucho y lona de 50 litros cada una, una mula carga 100 litros por caminos sumamente peligrosos, con grandes barrancos, por donde a veces ruedan los animales cansados o por accidente. Los contrabandistas de agua ardiente cuando ven un guardia botan las perras por las peñas y pierden todo. Poco a poco el ambiente va cambiando el clima va enfriando la humedad desaparece en una pequeña estación llamada Olimpo donde el tren hace una parada de minutos para que suban los pasajeros que generalmente son cañarejos que vienen desde lo alto de la cordillera para encontrar o despedir a sus familiares, amigos o compadres. En Olimpo existen varias cruces recordando a los muertos en la época de la construcción del ferrocarril, es un sitio solitario, triste, se encuentra en una parte plana y pequeña rodeada de cordilleras y acompañada del ruido del temeroso río Chanchan, su terreno es pedregoso por lo que da la idea de que en alguna creciente el río llenaba toda esta parte de tierras arenosas, prestas para el cultivo de guanábanas, chirimoyas, guayabas que son apetecidas para el jugo y de gran alimento.