
Algo pasa en la sociedad actual, será que se esta perdiendo la fe o las circunstancias son otras , como todo cambia en la vida , posiblemente esa sea la causa para que año tras año disminuya los grupos de familias que por su religión o costumbre acuden a los diferentes actos programados por la Semana Santa. En Guayaquil el jueves Santo visitan siete iglesias, es un ir y venir de feligreses , la mayoría inicia en la Medalla Milagrosa una iglesia rodeada de borrachitos y mendigos que se confunden entre los jubilados que salen de la caja del seguro social ubicado en la avenida Olmedo, después de rezar algunas oraciones siguen por la Bahía de Ayacucho para entre gritos de los vendedores de flores de plástico, ropa , zapatos, medicinas naturales y un olor a pescado seco ,llegar a la iglesia de San José , la gente llora , se golpea el pecho, pide perdón, mira el ambiente que cambia, aquí esta el Palacio de Cristal , el Malecón , el rió Guayas , pero sigue su camino por la Bahía de Villamil, entre almacenes de telas y vendedores de ropa interior a veces pidiendo paso , otras empujando llegan a la iglesia San Alejo, hace la señal de la cruz ante la Madre Dolorosa que se encuentra a la entrada, meditan algunos minutos, felices caminan por calles y parques bonitos, unos conversan, otros apresurados llegan a la Catedral, cantan se arrepiente de los pecados y salen sudorosas casi llevan la mitad del recorrido, por que cerca esta la iglesia de San Francisco ,donde los vendedores de lotería le ofrecen un guachito para que se haga millonario, algunos compran, otros asombrados miran pasar la metro vía llena de personas sentadas ,la mayoría de pie pero felices , al fin o la cabo es algo ordenado. De repente se encuentran los amigos o familiares se abrazan, se saludan pero son interrumpidos por fotógrafos elegantes que le ofrecen una foto instantánea con el monumento a Rocafuerte, la tarde avanza, debe llegar la iglesia de la Merced para orar un buen tiempo, renovar las fuerzas , caminar unas veinte cuadras hasta cumplir con la meta, llegar a la iglesia Santo Domingo De Guzmán mas conocida como la de San Vicente, donde casi todos con el libro y el Rosario en mano visitan las siete Estaciones, luego salen, cogen agua bendita en galones, se toman, mojan su cabeza, compran incienso , miran las comidas preparadas que se ofrecen para todos los gustos y sabores , luego siguen su rumbo con la esperanza del Viernes Santo a las seis de la mañana estar en el Cristo del Consuelo cogiendo turno, unos descalzos caminan en el asfalto ardiente, otros de rodillas, algunos enfermitos en sillas o en brazos de sus familiares con la esperanza de encontrar alivio a sus dolores. Pero que falta hace las canciones religiosas de Alausí o de Sibambe donde el coro de mujeres a todo pecho entonaban, madre Dolorosa a todos nos salves mientras los hombres contestaban salve tus Dolores y así entre la lluvia, la oscuridad de noche la vida sigue su marcha sin perder la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Gracias señor director le ruego guardarme algunos periódicos o entregarle a mi hermano, saludos a todos.
1 comentario:
Hola Profesor... le escribe su alumna del Pimero / B3
Primero felicitandolo y segundo refiriendome a su texto diciendole k no solo nuestra fe se esta perdiendo si nuestras tradiciones por esa idea absurda de querer ser como otros paises nos estamos olvidando de nuestra raices y culturas
Publicar un comentario